Blogia
Micro Cosmos

Mis relatos y textos

Parada

Parada

Todos los días eran una versión ampliada del anterior; El andaba con paso ligero camino de su trabajo, sin pararse a contemplar nada con demasiado detalle, como si aquello recortara de alguna forma el tiempo o la distancia y aquel día, absorto en un desvanecido pensamiento freno en seco. ¿Qué pasaba? ¿Algo no funcionaba bien?, retrocedió un paso o dos, pensado que algo se le había olvidado.

¿Que echaba en falta? Se toco los bolsillos tanteando las llaves, la cartera y el móvil, aceleró un poco mas el paso mientras deshacía algo más del camino, y entonces al llegar a una parada de autobús se dio cuenta, como una relevación repentina, la imagen de la chica de la parada del autobús le llegó, en su posición de siempre, apoyada en una esquina con un libro en sus manos y su mirada absorta entre las líneas.

Pero aquel día aquella esquina estaba vacía, y en su lugar una fuente de imágenes le sacudieron, aquella chica en decenas de imágenes, salpicada por la brusquedad cromática del otoño, su rostro iluminado bajo la deslumbrante mañana de verano, su nariz colorada en el frió invierno, y sus reflejo distante sobre los charcos de la primavera.
Cuando uno da un giro a su vida se puede encontrar que a la vuelta sigue estando uno mismo. Eso sí, de tantos giros y mas giros me voy a acabar mareando, quizás por eso hace falta algún punto de anclaje que sirva de referencia, para no perder la perspectiva o para que al menos te los lleves contigo cuando mas desorientado estés.

Los míos han resultado ser sobre todo mis amigos y para ellos va dedicado mi post de hoy, como se dice: los gestos de agradecimiento son tan sencillos y fáciles, que es una pena no tenerlos más a menudo, ¿verdad?

Powered by Castpost

Campamento - Llegada

Campamento - Llegada
Juan estaba seguro de una cosa, el no quería ir a ese ridículo campamento, por mucho que su madre dijera que le sentaría bien el aire limpio del campo, o por mas que su padre le repitiera lo divertido que era aprender a montar una tienda de campaña, todas esas cosas a el no le parecían mas que una excusa para que su familia hiciera montones de cosas interesantes mientras el no estaba en casa.

Pero ya era tarde, el autobús hacía rato que había abandonado la cómoda y segura ciudad, adentrándose mas y mas en un espeso manto de árboles, mientras Juan no paraba de mirar su móvil cerciorándose que la cobertura existía incluso en lo mas profundo de un bosque.

Casi por azar Juan se había sentado solo, puede que fuese porque se sentó en uno de los primero asientos y al resto de chavales le gustase apiñarse en el fondo del autobús, o tal vez tuviera que ver el hecho de que había dejado intencionadamente su mochila en el asiento contiguo, intentando evitar la posibilidad de que algún pesado se sentase a su lado. No es que quisiera ser asocial, muy al contrario solía ser un chico bastante popular y gozaba de unos cuantos buenos amigos, tenia que ver mas bien con una autodecisión impuesta, no se lo pasaría bien en ese campamento para demostrarle a sus padres lo equivocados que estaban de haberle mandado allí.

Y en medio de sus cavilaciones se vio sorprendido por una pelirroja niña de coletas que le saludaba desde el asiento de atrás, que le dijo: - ¿Puedo sentarme a tu lado?- Mientras apartaba la mochilla de Juan, y se sentaba de un brinco sin esperar que aquel emitiera una respuesta. - Oye, perdona esa es mi mochila -, increpaba Juan mientras se la colocaba entre sus piernas. - Ya veo, y si me permites decírtelo, no me parece muy adecuada para ir de acampada, esa tela no durara mucho seca como nos pille algo de lluvia, pero bueno de todas formas me llamo Maria, encanta de conocerte- dijo la niña con pasmosa naturalidad, como si se pasara la vida hablando de mochillas, lluvia y a la vez efectuaras aspavientos con la cabeza en forma de saludos. - Hola, soy Juan-, le respondió dándole la mano totalmente desconcertado.

- Me encanta ir a este campamento, aquí se pueden realizar miles de actividades, ¿Has venido antes?, yo vengo todos los años, además soy campeona del lanzamiento de ranas en los juegos de San Juan, ¿Has lanzado alguna vez una rana?, yo creo que tengo cierta habilidad natural para ello, aunque las luchas de bolas de barro y el montaje de tiendas tampoco se me da mal, ¿Sabes montar una tienda Juan?, sino no te preocupes, te ayudare, podrías se parte de mi equipo este año. - Enunció Maria, sin dar tiempo a que Juan respondiera a ninguna pregunta, ya que cada vez que el lo intentaba ella continuaba como si ya hubiese respondido.

- Mira Juan estamos llegando - Le dijo Maria señalando al cartel que rezaba : "Campamento de Montaña Juvenil : San Juan". - Lo mejor Juan es que vayas recogiendo tus cosas y preparándote para salir disparado a elegir una buena tienda, la gente te pelea por ellas, las de la derecha son las de los chicos y la de la izquierda de las chicas, te veo luego en la fogata de bienvenida - Dijo Maria antes de salir disparada de un brinco a coger la mochila que había dejado en el asiento posterior al de Juan.

Entonces, comos si fuera un río desbordándose, un montón de chavales se movían frenéticos por el autobús cogiendo cosas de aquí y de allí, y bajando en tropel mientras corrían disparados en dirección de las tiendas. Cuando Juan se quiso dar cuenta y llego donde estaban las tiendas montadas vio que tan solo una tenia sitio libre, la mas alejada del grupo, de color amarillento y ubicada justo debajo de las ramas de unos árboles que parecían querer atravesarla de un momento a otro. Dentro se encontró a otro chico que ya había colocado sus cosas en un lado de la tienda y estaba tumbado leyendo un libro que titulaba: "Guía de Flora y Fauna de España".

Juan se dispuso a dejar sus cosas, mas bien con poco animo, cuando el chico se incorporo y mientras cogía un petate de Juan para ponerlo en su sito le dijo - No te dejes engañar por las apariencias, ya veras que esta es la mejor tienda de todas, me llamo Francis - tras lo cual le tendió una mano, Juan le miro perplejo mientras le devolvía el saludo, - Yo me llamo Juan, espero que tengas razón porque he sido algo lento en elegir sitio -, respondió con algo así como una sonrisa, - Bueno, ya lo veremos y pronto además, jeje.- , contestó mientras cogía algo entre sus bártulos.
- Voy a salir a ver los pájaros con los prismáticos antes de que llegue la fogata de bienvenida, ¿te animas a venirte un rato?, aunque a los monitores no les hace gracia que andemos por el bosque sin ellos -, le dijo Francis mientras sacaba un pie por la puerta de la tienda.

Escalaron un poco la falda del monte donde las tiendas estaban colocadas, y tras seguir unos pasos por el sendero se internaron entre los árboles, Francis iba dejando montones de 3 piedras como señales, mientras le indicaba a Juan que aves podrían ver a esa hora del día, y tras unos 30 minutos de camino cuesta arriba llegaron a un saliente que hacía de mirador natural hacía el valle, desde allí se veía el campamento junto al lago que parecía dominar el paisaje, y en el fondo los montes mas altos de la zona.

- Mira allí, en ese pico, parece que hay un águila real -, dijo Francis mientras le pasaba los prismáticos a Juan. Miro por los mismos y un hermoso ejemplar de águila parecía descansar en un risco, - es impresionante Francis, no sabia que fuese tan grande-, dijo Juan a Francis mientras entornaba la cabeza para poder hablarle, - corre Juan, vuelve a mirar, que parece que va a volar, eso si que es impresionante-, contesto Francis con premura. Rápidamente Juan entorno la mirada hacía el águila justo a tiempo de verla desplegar las alas, y seguirla en su planeo hacía el valle donde el sol empezaba a ponerse-, en ese momento sobrecogido por el espectáculo una pequeña sensación de culpa le vino a la cabeza, eran los prismáticos de Francis, y el se lo estaba perdiendo. - Perdona Francis, toma mira tu un poco, que son tus prismáticos-, le dijo mientras le entregaba los mismos, - No te preocupes Juan yo lo he visto muchas veces, y parecía que tu lo disfrutabas -, dijo Francis mientras los cogía y seguía la estela de los últimos fragmentos visibles del vuelo del águila.

La noche empezaba a caer y Francis sacando una linterna del bolsillo dijo, - vamos Juan, es hora de ir a la fogata de bienvenida -, tras lo cual ambos se encaminaron monte abajo siguiendo el reguero de señales que Francis había dejado.

Al llegar todos parecían colocados ya en circulo alrededor de la hoguera, y sostenían en las mano unos platos de aluminio con algo de comida, a Juan le sonaban ya las tripas y se lamentaba pensando que se habían perdido la cena, mientras miraba si veía un hueco para sentarse, alguien les hizo señas con la mano desde un lado, era Maria, indicando que se sentaran allí, a su lado estaba un chico de tez blanquecina, que parecía hipnotizado por las llamas de hoguera.

- Vaya Juan, te ha faltado tiempo para ir andado por ahí, bueno también es verdad que Francis es siempre un liante, pero me alegro de que os hayáis conocido, así me ahorraré el presentaros, porque claro deberías conocer al resto de miembros de tu equipo para los juegos, como aquí Antonio, nuestro mejor corredor, que es el que esta sentado a mi lado, ¿Tendréis hambre, no?, por si acaso os he guardado algo, aunque la verdad es que las salchichas estas no son muy ricas, pero se pueden comer-, como siempre María se apaño para decir todo aquello sin dejar contestar a nadie, hacer hueco en el circulo, sentar a los dos chicos y repartirle sendos platos de comida humeante, Juan se sentó a su derecha y al lado de Antonio, mientras comía se sorprendía al darse cuenta que ya formaba parte de un equipo que ni siquiera había pedido entrar.

- Ahora hablará Castor -, le dijo Antonio y al comprobar la cara de asombro de Juan añadió, - Castor es el monitor jefe de este campamento, nadie sabe mas que el sobre este monte y el lago -, - y nadie rema en canoa como el, ni escala tan rápido -, añadió con cara de admiración María, - ni conoce mejor cada animal, planta y roca en kilómetros a la redonda -, dijo Francis por último.

Se escucho un carraspeo y una figura se acerco al centro de la hoguera, era un hombre de mediana edad, que por su vestimenta podría haber salido de cualquier documental sobre el África profunda, tras mirar alrededor del circulo comenzó a hablar - Buenas noches jóvenes aventureros, os doy la bienvenida un año mas a este campamento de verano, veo muchas caras conocidas este año, y espero que los mas veteranos ayudéis al resto a pasárselo bien-. Miró al grupo esperando la cara de aprobación de los mas veterano, y siguió comentado - Se que muchos estáis deseando conocer las pruebas del próximo festival de San Juan, pero no os voy a reventar la sorpresa todavía, tan solo os diré que hay algún nuevo reto para aquellos mas osados- y esta frase la dijo mirando especialmente a Maria la cual estaba existidísima. Continuó diciendo: - Mañana será el día de formar los equipos y nuestra primera salida al campo, espero que tengáis ganas de caminar porque algunos chicos me han hecho la promesa de que llegaran hasta el pico de la manzana antes que yo -, en ese momento Francis y Antonio se miraron con complicidad, mientras Castor seguida diciendo : - Pero eso sera en otro momento, ahora contemplar el fuego y como se repite en el la danza mágica de la luz en la noche, donde las chispas y astillas revolotean hipnotizándonos a nosotros los aventureros, los que llevamos el bosque dentro-, y con estas palabras se sentó al lado del resto de los chicos que parecieron sucumbir en el hechizo de la luz mas intensa, aquella que brilla en la noche cerrada, proveniente de une hoguera.

En ese momento Juan se dio cuenta que empezaba a encajar en aquel sitio, y que de alguna forma cabia la posibilidad que hasta sus padres tuvieran algo de razón al enviarlo allí.


Este relato, que espero que sea el primero de una serie de ellos, se lo dedico a mi amigo Francis, porque pocas personas aman como el la naturaleza, el espiritu y los valores humanos, como el de la amistad (recuerda: "He sido y seré su amigo").