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Micro Cosmos

Literatura

Ella sabía hablar sin usar palabras

Tenía una mirada errática que veía mas allá de donde miran los ojos y cuando se posaba a tu lado, traspasaba todas la barreras con las que te habías protegido. Mientras intentabas reconstruir lo débil de tus defensas, notabas como un escalofrío se balanceaba por detrás de tu columna y antes de darte cuenta, había llegado hasta tu propia alma.

Con un aleteo de pestañas iniciaba la danza de gestos que eran su vocabulario, llena de sonrisas, guiños y entornados de ojos, gestos sutiles, o intencionados, que decían mucho mas sobre ella que todo lo que pudiera contarte.

Por eso el día en que me hundí en sus ojos supe que allí es donde quería quedarme.

Jack London

Jack London
Jack London nació en San Francisco en 1876 en una época difícil para su país, tras el fin de la conquista del Oeste, el cierre de la frontera y el avance del ferrocarril la precariedad laboral era la nota dominante, frenada la expansión territorial ya no existían ni tierras, ni medios para que la gran masa de personas desempleadas pudieran encontrar una salida a su delicada situación, la mayoría provenían del cierre de las grandes industrias cuyo ritmo de producción decayó tras el fin de la guerra 20 años atrás.

Jack, hijo no reconocido de uno de los padres de la Astrología moderna, heredo su apellido de su padrastro, un veterano de la guerra civil. Su familia se instaló en los muelles de Oakland donde se iniciaría su atracción por el mar, su afición a la bebida y sus contactos con la delincuencia.

Relatar la vida de Jack es en si mismo una aventura, activista sindical y manifestante en las marchas sociales y huelgas en post del trabajo perdido en la industria, vagabundo del ferrocarril detenido y condenado por ello, ladrón de ostras en los bancos de cría y posteriormente agente encargado de protegerlas, marinero en medio mundo, cazador de focas en el mar del Japón, y mas decisivamente buscador de oro en Klondike fueron tan solo algunas de las experiencia que le forjaron a lo largo de su vida.

Pero Jack, que siempre fue un lector empedernido llego a la conclusión que escribir sería la mejor manera de poner fin a la pobreza y con ello alcanzar la fortuna, iniciando su carrera literaria como autor de relatos cortos y creando novelas que le dieron el éxito que había buscado hasta ese momento, a la vez que complementaba su trabajo con artículos y libros de un corte mas social, en defensa de sus ideales socialistas.

Se dedicó a la producción literaria con la misma energía que anteriormente lo hiciera a la aventura. Tanto es así que su bibliografía se cifra en torno a los 50 títulos. Destacan entre ellos de La llamada de la selva (1903), la aventura de Buck, un perro cruce de San Bernardo y Shepard desde la sofisticada Santa Clara a la primitiva Alaska; el pueblo del abismo (1903), un trabajo periodístico sobre la pobreza en el East End londinense; El lobo de mar (1904), novela surgida de su experiencia marinera; Colmillo blanco (1907), otra aventura canina; y El talón de hierro (1908), fábula de política ficción de inspiración socialista.

No fue una empresa inicialmente fácil y al fin, tras el enorme éxito de La llamada de la selva y de El lobo de mar, se convirtió en uno de los autores más afamados de Estados Unidos y es que en los años centrales de su producción literaria, como un anticipo del Hemingway de los años 50, London se convirtió en el primer mito del novelista norteamericano de éxito, tanto en América como en Europa.

La muerte de Jack London está llena de controversia. Muchas fuentes antiguas la describen como un suicidio, y algunas todavía lo hacen. Sin embargo, esto parece presentarse como un rumor, o como una especulación apoyada en los incidentes que tienen lugar en sus escrituras ficticias. Su certificado de muerte establecía la causa en una uremia. Murió el 22 de Noviembre de 1916. Se sabe que sufría un dolor extremo y que estaba tomando morfina, y es posible que una sobredosis, accidental o deliberada, pudo contribuir.

Sus biógrafos recuerdan cómo los periódicos europeos del 24 de noviembre de 1916 dedicaron más espacio a la noticia de su muerte que a la del emperador Francisco José de Austria, fallecido el día anterior.

Pero esto no sería un post mío, sino dijera porque os he querido hablar de Jack London. Desde que cree este blog mi idea era el poder mostrar una parte mas amplia de mi mismo, y este escritor esta un poco ligado a mi propia historia.

La llamada de lo salvaje, rebautizado como: - La llamada de la selva - por la censura, fue el primer libro que ‘elegí’ comprar con mi propio dinero siendo aún un niño, y me cautivó desde la primera página, yo como niño inquieto deseaba poder descubrir el mundo, y este era un gesto de poder decidir como hacerlo, leyendo recordé películas como ‘El mundo en sus manos’, y comprendí que existían otros libros, no solo los que nos obligan a leer, o aquellos que me parecieran ‘para mayores’, recuerdo también sentirme unido a Buck, el protagonista de la historia, con el que podía identificarme mas que con la mayoría de personas que conocía.

Cuando estudiaba en el instituto y conocí a mi amigo Francis descubrí que ambos compartíamos muchas cosas, y nuestra afición a libros de Jack London era una de ellas, a el también le apasionaban las visión del mundo primitivo de London, la fuerza de la naturaleza y del instinto, la profundidad de sus personajes y la belleza de una narración y estilo de otra época, con el debatí muchas veces sobre la visión del mundo según London, sobre sus personajes y sobre otras historias y mundos que nos unió aún mas, y puede que no sea solo por Jack London que seamos amigos, pero se que es una de las cosas que nos acercó.

Muchos años después volvimos a encontrarnos, cuando aquel volumen ya se encontraba desparecido en alguna de las múltiples mudanzas de las que he sido participe, la persona que mas he querido en mi vida decidió regalármelo, y se que no le fue nada fácil encontrar una edición que mereciera la pena, se el cariño y la fuerza de voluntad que puso para intentar forjar el reencuentro con aquel libro del que le había hablado, y quizás esto también nos unió un poco mas, en el peregrinaje de pequeños gestos con los que solíamos entregarnos el uno al otro, hasta que todo terminó.

Hace poco de nuevo London reapareció en mi vida, de la mano de mi mejor amiga Patricia, la cual no se pudo resistir a traerme desde Londres una bonita y casi primera edición de colmillo blanco, sabiendo lo que me gusta, tanto el libro como el autor, y con ello demostrándome que siempre me lleva algo cerca, aunque estamos a muchos kilómetros de distancia.

No se lo que me deparará el futuro para mi unión simbólica con este autor, pero se que siempre significara esa magia desbordante, como el amanecer del nuevo día en Alaska, a los ojos de Buck un perro que estaba lejos de casa, encontrándose a si mismo.
 
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Las partes buenas

Las partes buenas

William Goldman es más conocido como guionista, que como escritor, sobre todo por sus Oscars por dos hombres y un destino y todos los hombres del presidente, y sus adaptaciones de Novelas al cine, como Misery o Cuenta conmigo.

Algunas novelas que escribió tuvieron cierto éxito, sobre todo en su pais, como Boys And Girls Together, pero sobre todo sus dos hilarantes y acidas visiones del mundo del cine, Las aventuras de un guionista en Hollywood y Las nuevas aventuras de un guionista en Hollywood, libros que le vetaron en la industria por mucho tiempo.

Sin embargo el libro más que mas éxito le ha dado, es el protagonista de una extraña historia sobre su autor real una de las curiosidades de la literatura moderna, para aquellos que estén perdidos os hablo de La princesa prometida.

Gooldman en su libro, a modo de introducción nos relata una historia de su niñez y de cómo la tensa distancia entre su padre y el mismo se relajaba cuando este le leía fragmentos de un libro, La princesa prometida de S. Morgenstern, un libro lleno de acción aventuras, y sobre todo de amor verdadero.

Según prosigue el relato, goldman nos cuenta que ya de adulto un día, para incitar a la lectura a su hijo se le ocurre la idea de buscar y regalarle el libro que tanto le gustó cuando era un niño, cuando lo hace su hijo no lo lee, por encontrarlo aburrido.

No creyendo del todo aquello que va en contra de su recuerdo, Will lee el libro y ciertamente lo encuentra aburrido, una compleja sátira política sobre la realeza europea, entonces se da cuenta que lo que le leia su padre eran las partes buenas de la historia, saltándose gran parte del libro.

Entonces goldman decidió hacer una versión resumida del libro, centrándose en lo que para el eran las partes buenas, basado en lo que su padre le leía.

El libro en si es divertido, fresco, con mucho humor y cargado de aventuras, y todas las anotaciones y comentarios al margen, sobre cambios de estructura o pasajes saltados de la historia original lo hacen igualmente atractivo.

Lo sorprendente es que toda esta historia es falsa, no existe S. Morgenstern, y goldman es el verdadero autor de todo lo que hemos leído, el creo el personaje, de hecho no tiene ni siquiera un hijo, sino dos hijas.

Para ser aun más divertido goldman publicó años después The Silent Gondoliers, que aún no se ha publicado en nuestro idioma, con el seudónimo de S. Morgenstern.

En el año 1987 se realizo la versión cinematografia del libro dirigida por Rob Reiner, y , adaptada por el propio goldman, por lo tan bastante fiel al libro, aunque de bajo presupuesto con los años se ha convertido en una película de culto para sus numerosos fans.

Un dato curioso de la película es que el príncipe Humperdinck está interpretado por el casi olvidado Chris Sarandon, el que daría posteriormente su apellido a Susan Sarandon, quien lo conversaría incluso tras su ruptura.

Fragmento del primer capítulo:

El año en que Buttercup nació, una criada de cocina francesa llamada Annette era la mujer más hermosa del mundo. Annette trabajaba en París para los duques de Guiche, y no había escapado a la atención del duque que una persona fuera de lo común le sacara brillo al peltre. El interés del duque tampoco pasó desapercibido a la duquesa, que no era ni muy hermosa ni muy rica, pero sí muy lista. La duquesa se dispuso a estudiar a Annette, y al cabo de no mucho tiempo descubrió la trágica debilidad de su adversaria. El chocolate.

Dotada ya de armas, la duquesa puso manos a la obra. El Palacio de Guiche se convirtión en un castillo de caramelo. Dondequiera que posara uno la vista había bombones. En las salas había pilas de caramelos de menta recubiertos de chocolate; en los salones, cestas de turrones también de chocolate.

Annette estaba perdida. Al promediar la estación, de delicada se convirtió en colosal, y el duque no volvió a mirarla sin que una triste estupefacción le nublara la vista. (Cabe destacar que, a lo largo de su proceso de ensanchamiento, Annette parecía más alegre. Con el tiempo, acabó casándose con el chef de pasteleros; los dos comieron muchísimo hasta que la edad avanzada los reclamó.

Cabe destacar también que las cosas no fueron tan felices para la duquesa. El duque, por motivos que desafían toda comprensión, quedó prendado de su propia suegra, lo cual le provocó úlceras a la duquesa, sólo que por aquella época todavía no se conocían las úlceras. Para ser más exactos, las úlceras existían, la gente las padecía, pero no se llamaban así. En aquellos tiempos, la profesión médica las denominaba "dolores de estómago" y se consideraba que la mejor medicina era tomar café con unas gotas de coñac dos veces al día hasta que los dolores remitían.

La duquesa se tomaba su mezcla con fe, y mientras los años pasaban observaba como a sus espaldas su marido y su madre se lanzaban besos. No debe sorprender a nadie, pues, que el mal humor de la duquesa fuera legendario, tal como Voltaire lo refirió de forma tan competente. Sólo que esto ocurrió antes de Voltaire.)